martes, 5 de junio de 2018

HIJO DE UNA NOCHE: EPILOGO




La hija de Pedro y Paula nació dos semanas después y Pedro anunció, con una sinceridad que hizo reír a Paula, que había vuelto a enamorarse de ella otra vez.


Helena , que había llegado al mundo sin ningún problema, era una niña gordita con el pelo rojo de su madre y los preciosos ojos oscuros de su padre.


Sus abuelos, y su bisabuelo, estaban locos con ella y los planes de la boda fueron discutidos en detalle mientras ellos contribuían cuando los dejaban, que no era siempre.


Pero lo que realmente querían era que llegase la noche para meterse en la cama.


Con la niña a menudo entre los dos antes de ponerla en la cuna, los puñitos cerrados mientras dormía, Pedro y Paula hablaban sobre buscar una casa en las afueras.


—Nunca pensé que algún día querría escapar del ritmo frenético de la ciudad —le había dicho él más de una vez—. Todo esto es culpa tuya, brujita mía...


Y Paula estaba encantada de ser la responsable de ese cambio.


Fin





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