martes, 7 de noviembre de 2017

HEREDERO DEL DESTINO: CAPITULO 8







Paula estaba en la cocina, poniendo la mesa, cuando Pedro se unió a ella. Intentó tranquilizarse; pero no lo consiguió.


—Esto tiene un aspecto fantástico —dijo él, sentándose donde ella le indicó.


«Tú también», pensó Paula mientras echaba la última mirada a la mesa; casi toda la comida la había traído él.


—No te he dado las gracias por la comida que dejaste en el porche— dijo ella sabiendo que lo que más les separaba era la diferencia de clase social.


—No hace falta que me des las gracias —dijo él.


Pedro, no estoy tan mal como piensas. He estado ahorrando dinero para convertir el granero en una tienda y ya tengo bastantes muebles. Tuve que posponer mis planes cuando mi tío cayó enfermo. Cuando murió Laura y German vinieron al funeral, me pidieron lo del niño. A mí no me importó posponer mis planes un poco más.


—Eres muy generosa. Debió ser una decisión muy difícil. Ibas a darles a tu primer hijo.


Ella sintió calor en las mejillas.


—Laura habría hecho lo mismo por mí. Lo sé. Sé que no habría sido fácil ver cómo criaban a la niña, pero...


—¿Niña? —la miró sorprendido—. ¿Eso es lo que te gustaría?


Paula se puso de pie y fue a buscar la ecografía que le habían hecho el día anterior.


—Tuve suerte —le dijo a Pedro mientras le mostraba la foto—. En la semana dieciséis todavía es muy difícil ver el sexo del bebé. Pero ella estaba en la posición adecuada. Ésa es mi niña —la voz de Paula se rompió y las lágrimas aparecieron en sus ojos.


Laura había deseado tanto una niña.


No quería llorar delante de él por lo que se excusó y salió de la habitación. En el camino al baño, vio su reflejo en el espejo del vestíbulo y se quedó paralizada. La increíble muerte de su gemela la golpeó una vez más con fuerza.


Su propio reflejo le recordaría siempre a su hermana y al lazo que las había unido. Paula no supo cuánto tiempo estuvo allí acariciando la cara del espejo. Allí estaban las dos: la que se había ido y la que quedaba. Sólo la mitad de ella, pero dos personas a la vez.


¿Es que siempre iba a perder a todos a los que quería y en los que confiaba?



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