viernes, 28 de julio de 2017

NUEVO ROSTRO: CAPITULO 32




A Paula le había gustado mucho la idea de Abby de ir a Dallas. Quería estar más cerca de Pedro.


El vuelo le resultó corto y pronto estaban en tierra, en la limusina.


—Mi padre solía traerme aquí de compras antes de empezar las clases.


—Ya me acuerdo. Siempre te tuvo muy consentida —comentó Abby.


—Es cierto. Me ha resultado muy duro estar sin hablar con él, pero quiero que se dé cuenta de que no puede seguir jugando con mi vida.


Abby asintió.


—Has hecho lo correcto. ¿Cuándo vas a perdonarlo?


—Creo que ya lo he hecho. Solo nos tenemos el uno al otro y es la única persona a la que le importo.


La limusina se detuvo y el conductor se bajó a abrirles la puerta. Abby le hizo un gesto a Paula para que bajase primero y esta salió y se quedó de piedra.


Tenía delante a Pedro vestido de esmoquin.


Una banda de música empezó a tocar y Pedro se acercó a ella con los brazos estirados. Paula dudó, pero Abby salió de la limusina y la empujó hacia él.


—Venga, sabes que quieres ir con él.


—Es verdad.


Pedro la tomó entre sus brazos.


—Sacrificaría todo lo que tengo por ti, Paula. Eres lo más importante de mi vida y, sin ti, no tengo nada. Te quiero.


—Yo también te quiero, Pedro.


Él se arrodilló y se sacó una caja de terciopelo negro del bolsillo. La abrió y le dijo:
—Paula Chaves. Me enamoré de ti la primera vez que me sonreíste y fui un tonto por dejarte marchar con dieciocho años. Por favor, permite que te compense por los años perdidos pasando el resto de mi vida contigo.


Pedro Alfonso, no hay nada que desee más que ser tu esposa.


Pedro gritó de alegría y le puso el anillo.


Un segundo después, la estaba besando y la hacía girar en el aire.


—Jamás volveremos a separarnos —dijo Pedro.


—Estoy de acuerdo —contestó Paula.








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