domingo, 5 de febrero de 2017

LA VENGANZA DE UN HOMBRE: EPILOGO



—Te he traído un regalo.


—¿Otro? —dijo incorporándose.


—Deberías haberme esperado para que te ayudara con eso —dijo Pedro frunciendo el ceño.


—Quiero meter las plantas. Y no te preocupes, tanto el bebé como yo estamos bien —dijo Paula sintiendo la pesadez del último mes de embarazo.


Pedro se había negado a que el doctor les dijera el sexo del bebé. Paula no podía dejar de preocuparse por lo que pasaría si el bebé resultaba ser una niña, en vez del niño que el padre de Pedro deseaba. Ambos sabían que aquél podía ser el único hijo que tuvieran.


Umberto y Bianca llegarían en seis semanas. Meses atrás, Paula había acompañado a Pedro a Italia para conocer a sus padres.


—¿No vas a abrirlo?


Ella tomó el paquete, preguntándose qué le habría comprado esta vez.


—Me mimas demasiado, ¿sabes? Te quiero.


—Yo también te quiero —dijo él abrazándola—. ¿Eres feliz?


—Inmensamente feliz.


La vida con Pedro le había dado un amor y una sensación de seguridad que nunca había sentido.


—Bueno, abre ya el paquete.


Paula quitó el papel de envolver y descubrió una caja.


—¡Annabelle! —dijo al ver una muñeca casi idéntica a la suya.


—Sí, no he parado hasta dar con alguien que pudiera restaurarla. Aunque ha habido que hacerle algunos cambios.


—Está preciosa, muchas gracias, Pedro.


—Es un placer.


—Es más que una muñeca. Me la regaló mi madre.


—Lo sé, por eso no podía tirarla. Si quieres, un día de éstos podemos ir a buscar una muñeca para nuestra hija.


¡Pedro sabía el sexo del bebé! ¡Era una niña! Todo iba a salir bien.


Fin.





2 comentarios: