miércoles, 2 de noviembre de 2016
PELIGROSO CASAMIENTO: CAPITULO 25
Pedro subió corriendo por las escaleras hasta el décimo piso. No se arriesgó a tomar el ascensor por si acaso lo estuvieran vigilando y los de Seguridad lo pararan cortándole la luz. Ya había llamado a Simon para pedirle refuerzos.
Estaría allí enseguida. Pedro sabía que una buena cobertura era la clave de cualquier operación. Ana Wells iba a quedarse con la impostora. Con Pamela, según Crane.
Sin parar de correr, Pedro llegó al despacho de la secretaria de Crane sin detenerse. Subió de un salto al escritorio y desde aquella posición elevada se dejó caer sobre los tres guardias de seguridad que esperaban en la puerta del despacho de Crane. Las armas dispararon. Un hombre cayó al suelo.
La voz de Crane volvió a sonar en el auricular de Pedro.
Estaba llamando otra vez a los guardias. Pero ellos estaban un poco ocupados, pensó el detective dando un buen derechazo.
-¡Pedro!
Era la voz de Paula. Gritando.
Pedro intensifico sus esfuerzos. La lucha continuó durantes tres segundos más. Un segundo guardia cayó al suelo. Y luego el último. Uno de ellos estaba muerto, los otros dos sólo inconscientes.
Pedro se dirigió hacia la puerta del despacho de Crane.
-No tengo problemas para matarte yo mismo -gruñó Crane.
-¡Pedro! ¡Tiene una pistola!
Con el corazón latiéndole con fuerza contra el pecho, el detective agarró el picaporte.
-¡Alto o disparo! -le ordenó una voz a su espalda.
Pedro no se detuvo.
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