miércoles, 30 de noviembre de 2016

CONQUISTAR TU CORAZON: CAPITULO 19






Dos días más tarde, con Lisa a su lado, Paula se entregó al teniente Pedro Alfonso. La pequeña capilla estaba llena de flores. Algunos compañeros de Pedro y los padres de Paula estaban sentados en los bancos. Mientras que la madre de Paula lloriqueaba en silencio, la madre de Pedro, que estaba sentada con Brian, el marido de Lisa, sonreía de felicidad. Al lado de Pedro se encontraba el comandante Sergio Logan, que, a pesar de ser el padrino, no mostraba ni una pizca de emoción. Paula descubrió la diferencia entre Pedro y sus compañeros. La mayoría eran fríos y esquivos, sobre todo Sergio. Pero Pedro era un hombre completamente diferente. 


Y en esos momentos, no podía dejar de sonreír.


Vestido de blanco, escuchó las palabras del capellán, pero no dejó de mirar a Paula. Ella sintió que el calor de su mirada llegaba a ciertos sitios que no sabía que todavía tenía con vida. Y cuando Pedro dijo:
—Sí quiero —y le puso el anillo en el dedo, Paula se quedó sin habla, y contempló los brillantes de la alianza—. Esto es para siempre —susurró él—. Todo esto —y, obedeciendo al capellán, la besó.


Cuando se separaron, los compañeros de Pedro se acercaron para darles la enhorabuena. Paula abrazó a sus padres, pero sin dejar de mirar a Pedro. Al ver que él también la seguía con la mirada, se sintió halagada y deseada. De pronto, se vio rodeada por los compañeros de Pedro y estos empezaron a besarla en las mejillas. Pedro observó cómo sus colegas besaban a su esposa.


—Es preciosa, Pedro —le dijo Sergio.


—Sí, lo sé.


—¿Sabe lo que conlleva estar casada con un miembro de los Cuerpos de élite?


—Se ha casado conmigo, Sergio, no con el Cuerpo.


—Ya sabes a qué me refiero.


—Sí, lo sé. Paula lo ha hecho muy bien cuando estaba sola, así que soportara la vida militar —Pedro miró a su compañero—. ¿Por eso tú nunca has dado el paso? ¿Porque crees que no hay mujer que pueda sobrellevar el no saber nada de tu vida secreta?


—Tiene sus inconvenientes —es todo lo que contestó Sergio.


—No todos los miembros del equipo están solteros, Sergio. Piensa en ello —dijo Pedro, y se dirigió a su esposa.


Paula estaba tratando de consolar a su madre, quien no paraba de llorar de felicidad. Pedro se fijó en su cuerpo, y en cómo le quedaba el vestido que llevaba. Era el vestido más sexy que había visto nunca, y resaltaba todas las curvas de su esbelta figura. Deseaba echar a todo el mundo para pararse a explorar cada rincón de su cuerpo. Se acercó a ella y la rodeó por la cintura. Paula se puso tensa durante un segundo. No estaba acostumbrada a que la agarrara con tanta libertad. Él le acarició la espalda y le dio un beso en la sien para tranquilizarla.


—Vamos a dar de comer a los invitados; así los emborracharemos y podremos escaparnos.


—Caballero Galahad, lo tienes todo planeado —le dijo Paula.


—Solo para que no haya ningún imprevisto —ella sonrió y él le susurró al oído—: Estás más bella que nunca, Paula.


—Me siento así —le acarició la cara, ignorando los flashes de las cámaras y la gente que había a su alrededor—. Gracias por todo esto.


—No te decepcionaré.


—Lo sé.


Esas dos palabras eran el comienzo de la confianza que Pedro necesitaba sentir, así que la besó de nuevo.


«No es él quien me preocupa», pensó Paula mientras salían de la capilla para dirigirse al club de los oficiales. ¿Y si ella lo decepcionaba?








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