miércoles, 14 de septiembre de 2016

EL ANONIMATO: CAPITULO 22




Satisfecha, Paula se duchó y se marchó al establo antes de que amaneciera. Cuando estaba animando a Medianoche para que saliera al corral, Pedro llegó a su lado con una taza de café en la mano.


—Te has levantado muy temprano —dijo, mientras le entregaba el café.


—Me imaginé que, si no lo hacía, había muchas posibilidades de que ninguno de los dos fuéramos a trabajar hoy.


—Bueno, Esteban me debe unos días libres. Hoy podría haberme tomado uno —añadió, con todo sugerente.


—Eso me habría encantado…


—Todavía hay tiempo. Puedo llamar ahora a Esteban y podemos estar otra vez en la cama dentro de cinco minutos.


—Me temo que no. Tengo una cita con otro macho. No estarás celoso de un caballo —añadió, al ver que el gesto de Pedro se ensombrecía.


—Podría ser. No me pongas a prueba.


—Cuando te des cuenta de que soy toda tuya, lo superarás. Podríamos hacerlo sobre el heno…


—¿De verdad quieres eso, Paula?


—Sí —susurró ella, pronunciando las palabras que sabía que él deseaba escuchar.





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