lunes, 11 de julio de 2016

¿ME ROBARÁS EL CORAZON?: CAPITULO 27




La pequeña iglesia estaba situada al final del pueblo.


Paula seguía sintiéndose como una extraña; Pedro parecía notarlo y se esforzaba por tomarle la mano, pasarle un brazo por los hombros y colocarla en el centro de todo cuando la mente y el corazón de ella le decían que se apartara.


Los Alfonso se agrupaban en torno al niño, que era el protagonista del espectáculo. Sean King, primo de Rico, y su esposa Melinda eran los padrinos, y Nick Alfonso entretuvo a sus dos hijos durante la ceremonia. Fue todo muy sencillo, de un modo que le conmovió el corazón a Paula y le puso un nudo en la garganta.


Cuando vio lo unida que estaba la familia y el compromiso que tenían unos con otros, comprendió por fin que no podría seguir adelante con el plan que la había llevado hasta allí. 


Miró a Nick, un hombre mayor y encantador que sonreía y susurraba a los niños pequeños. Era un ladrón, sí, pero también era mucho más. No podía enviar a Nick a la
cárcel. Jamás podría perdonarse si lo apartaba de la familia a la que tan claramente adoraba.


Pedro le apretó la mano y Paula comprendió que había terminado de chantajearlo. Respiró hondo y se prometió que, en cuanto volvieran al hotel, le daría las pruebas que tenía contra su padre y le diría que no tenía nada que temer de ella.


Pedro se inclinó y le susurró:
–Teresa ha planeado un almuerzo para todos, pero después de eso, creo que deberíamos retirarnos a echar la siesta.


Paula lo miró y le sonrió. Cedió al impulso de tocarle la mejilla. Sabía que aquello no podía acabar bien, pero no podía negarse otra oportunidad de tener a Pedro. Una noche más con él.




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