jueves, 23 de junio de 2016

TU ME HACES FALTA: CAPITULO 28





Esa noche después de cenar estaba leyendo la novela que todavía no había terminado cuando Pedro entró en su habitación- ¿No sabes llamar?- preguntó sin dejar de mirar la novela.


-Sí, pero lo veo algo innecesario.


-Fíjate, al contrario que yo- dijo pasando la página.


-Me he enterado de lo de esta mañana -se sentó en la cama a su lado y le arrebató el libro. Paula suspiró antes de mirarlo. La miraba sonriendo- Así que has recibido una visita.


-Sí, de un macho guapísimo y con mucho carácter.


-Vaya, entonces se parece a mí.


Paula le miró antes de echarse a reír porque el paralelismo era bastante exacto. Los dos eran cabezotas y con mal carácter.- Sí, se parece a ti.


-Estás preciosa cuando te ríes- dijo él cogiendo uno de sus rizos rubios. Entonces frunció el ceño- ¿Te has bañado?


-Me han duchado en el porche- respondió algo sonrojada por su piropo.


-Perdona ¿qué has dicho?- lo dijo en un tono muy suave pero supo que no le había gustado nada de nada.


-Pues…- miró hacia la puerta.


-Pau, ¿te han duchado en el porche a la vista de cualquiera?- preguntó muy tenso.


-Bueno, no estamos precisamente en Times Square…


-¡Me importa poco!


Pues no sabía lo del agua y no pensaba decírselo porque sus gritos se oirían en toda Australia.-Me ha gustado mucho- dijo provocadora- Soy un poco exhibicionista.


-¿Ah sí?- él entrecerró los ojos.


-Sí, me gusta ir en pelotas a todos los sitios. Cuantos más me vean mucho mejor.


Pedro se echó a reír moviendo la cama y ella hizo una mueca de dolor- Joder nena, lo siento.


-No pasa nada.- se miraron a los ojos y él se acercó pero antes de llegar a sus labios ella desvió la cara- No es buena idea.


-Sí que lo es- dijo cogiéndola de la barbilla antes de atrapar sus labios.-Es una idea fantástica- dijo contra sus labios antes de entrar en su boca besándola apasionadamente.


Paula se quedó sin aliento al entrelazar sus lenguas y gimió abrazando su cuello pegándolo a ella. Al sentir la mano de Pedro en su pecho gritó cuando acarició su pezón entre sus dedos. Se apartó de su boca abrazándola a él, acariciando su mejilla con la suya- Nena, te echo de menos.


-¿Si?- preguntó incrédula.


-¿Tú a mí no?


Ella no contestó y él se separó mirando su rostro. La miraba como si quisiera matarla.- ¿Tú a mí no?- repitió con voz grave.


-¿Qué crees que tendría que echar de menos? ¿Qué me trates como si fuera idiota? ¿Qué no quieras que esté aquí? ¿Qué me amenaces para que haga siempre lo que tú quieras?


-¿Sólo recuerdas eso?


-¿Hay otra cosa que recordar? – esa pregunta lo dejó helado y la dejó suavemente sobre las almohadas antes de levantarse de la cama.


-Buenas noches.


-Buenas noches, Pedro.



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