domingo, 1 de mayo de 2016

MI CANCION: CAPITULO 23





Esa noche Pedro se colocó al final de la multitud. Ese zumbido eléctrico que ya le resultaba tan familiar le recorrió por dentro. Cada vez que el grupo salía al escenario, le pasaba lo mismo.


Blue Sky llevaba una semana de gira y el local en el que actuaban esa noche era un pub muy conocido situado en la costa de Kent. El concierto empezaba a las ocho y media. A sugerencia suya, habían hecho algunos cambios de última hora en la lista de canciones. Habían eliminado un par de temas y los habían reemplazado por otras canciones más lentas que Mauro había escrito para la banda. Los temas le habían parecido muy buenos y quería aprovecharlos para lucir las cualidades de Paula como vocalista.


Además, le encantaba oírla cantar esas canciones de amor.


 Le encantaba oír esa emoción en su voz que le ponía la carne de gallina. Su interpretación le hacía estremecerse, pero eso nunca se lo hubiera dicho a nadie, y mucho menos a Raul, que no parecía quitarle el ojo de encima esos días. 


Tampoco podía enfadarse con él, no obstante. Estaba convencido de que la banda acabaría rompiéndose si llegaba a tener algo con Paula.


Cruzando los brazos, Pedro dejó escapar un suspiro de impotencia. Odiaba encontrarse en semejante aprieto, pero… ¿qué iba a hacer? ¿Cómo iba a ignorar lo que sentía por ella? Paula Chaves estaba en su sangre y, si no tenía su dosis diaria de ella, sentía que se moría. De hecho, casi había llegado a pensar en algún momento que estaba…


Pedro cortó el pensamiento de raíz. Un pánico repentino se apoderó de él.


–Hay mucha gente hoy.


Raul apareció a su lado de repente y le dio una pinta de cerveza negra. Bebió un buen sorbo de la suya y soltó el aliento con satisfacción.


–El barman me ha dicho que esto es como un néctar. Bueno, sin duda compensa esa pinta de lavavajillas disfrazado de alcohol que me tomé anoche.


–Me lo creo –Pedro levantó su vaso para probar la cerveza. 


En cuanto el líquido le bajó por la garganta, sintió ese sabor amargo del lúpulo que tan poco le gustaba. Nunca había sido hombre de cerveza negra. Lo suyo era el bourbon y el refresco de cola.


–Bueno, ¿qué tal crees que va todo? –le preguntó Raul, volviéndose hacia una rubia que pasaba por su lado en ese momento para ofrecerle su mejor sonrisa.


–Hasta ahora, todo bien –dijo Pedro–. La banda suena muy bien y Paula no hace más que mejorar. Vamos a conseguir más críticas buenas… Eso está hecho.


–Hombre, yo no hago más que dar gracias por aquel día, cuando apareció en aquel salón de esa vieja iglesia y nos dejó a todos atónitos con su voz. Los dioses estaban de nuestro lado aquel día. Eso está claro.


–Estoy de acuerdo.


–Oye, Pedro, espero que no te hayas tomado de forma personal el consejo que te di respecto a lo de no involucrarte con Paula. Quiero decir que somos amigos desde hace mucho tiempo. Nunca hemos dejado que una mujer se interpusiera entre nosotros.


–El consejo fue bueno.


–No te culpo por sentirte atraído hacia ella. Es una mujer preciosa.


–Sin duda –dijo Pedro, bebiendo otro sorbo de cerveza.


Las luces se atenuaron de repente y la banda salió al escenario en medio de un murmullo de expectación. La emoción de Pedro crecía por momentos, pero nada más ver lo que Paula llevaba puesto, la sonrisa se le borró de los labios. En lugar de las faldas largas y las blusas de seda que había llevado desde el comienzo de la gira, esa noche se había puesto unos vaqueros negros ceñidos y una camiseta blanca de licra.


La señorita de agujero en las medias estaba saliendo del cascarón. Consciente de las miradas de la gente, se entregó a la interpretación de un clásico de blues y deslumbró a todo el mundo con su inconmensurable talento. Pedro la observaba hipnotizado, hechizado por el movimiento de sus caderas. El top blanco se le subía tentadoramente hasta la cintura. Pedro no recordaba haber deseado tanto a una mujer en toda su vida


1 comentario:

  1. Wowwwwwwwww, qué buenos los 3 caps. Espero que Pedro se de cuenta pronto que está enamorado de Pau.

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