CENICIENTA: CAPITULO FINAL

Roberto subió lentamente los escalones del podio con Evangelina a su lado. Paula y Pedro ocuparon sus lugares en la cabecera de la mesa con Ana. El padre de Pedro comenzó su discurso.


–Quiero daros las gracias a todos por estar aquí con nosotros en esta noche tan importante para la historia de AlTel. Quiero anunciar formalmente que, a falta de la aprobación final de la junta directiva, mi hijo Pedro ocupará el puesto de director.


La gente aplaudió con entusiasmo.


–El relevo va a producirse lo antes posible –continuó Roberto–. Porque tengo que anunciaros también que mis médicos han diagnosticado que mi cáncer es terminal.


Se hizo un silencio completo en la sala.


–Pero esta noche quiero hablar del futuro de AlTel –afirmó Roberto con voz firme–. Me gustaría invitar a mi hijo Pedro, del que tan orgulloso me siento, a subir al escenario a hablar. Creo que tiene buenas noticias de carácter personal que compartir con todos – Roberto se bajó del podio y abrazó a Evangelina.


Pedro se inclinó hacia Paula y habló en voz alta para hacerse oír por encima de los aplausos.


–Tú subes conmigo. Mis padres están juntos en el escenario, y nosotros vamos a hacer lo mismo –la tomó de la mano.
Paula se quedó con sus padres mientras él ocupaba su lugar tras el podio.


Pedro miró el mar de rostros.


–Seré rápido, porque sé que todo el mundo prefiere ponerse a cenar que escucharme.


La gente se rio, y Pedro se sintió más cómodo.


–Me gustaría darle las gracias a mi padre por su confianza. Estoy emocionado con este nuevo reto y no decepcionaré ni a mi padre ni a AlTel.
Y en cuanto a la buena noticia que mi padre ha mencionado, quiero anunciar mi compromiso con Paula Chaves. Queremos celebrar una gran boda y pasar el resto de nuestra vida juntos.


Todo el mundo aplaudió y Pedro invitó a Paula a subir. Le pasó el brazo por la cintura.


–Dicho esto, muchas gracias a todos por venir. Por favor, disfrutad de la velada.


Varios miembros de la junta los esperaban cuando bajaron del escenario.


Pedro no recibió más que halagos y buenos deseos por parte de todos lo que hablaron con él. Era un gran alivio.


Después de cenar, Pedro tomó la mano de Paula y la llevó a una esquina relativamente tranquila.


–¿Cuánto tengo que esperar para poder irnos y quitarte ese vestido?


–Creo que deberíamos esperar hasta medianoche, y luego podemos irnos.


El cuerpo de Pedro se estremeció ante la idea y ante la preciosa criatura que tenía al lado.


–El año que viene va a ser maravilloso, pero también muy duro. Seguramente perderemos a mi padre y tendré que convencer a la junta directiva de que es buena idea volver a cambiar de director.


Paula sonrió con dulzura.


–Y también tenemos una boda que planear. Lo superaremos todo. Sé que lo conseguiremos. Juntos.


–Esta noche no habría sido posible sin ti. De verdad. Y tenemos que fomentar Relaciones Públicas Chaves.
Necesitas un influjo de efectivo para poder contratar personal y centrarte en lo que mejor se te da.


–¿Y qué es lo que mejor se me da?


–El mundo de las relaciones públicas. Eres la única persona que conozco capaz de convencer al mundo de que tengo un lado bueno.


–Te he visto desnudo, Pedro Alfonso –Paula le dio un beso en el cuello, provocándole un escalofrío por todo el cuerpo–. Créeme, tienes más de un lado bueno.