miércoles, 9 de marzo de 2016

CON UN EXTRAÑO: CAPITULO 22





Una hora más tarde, Paula se preparó para meterse en la cama de Pedro con su hijo. Al salir del baño vio al pequeño observando las figuras que adornaban la mesita frente al sofá. En concreto una figura de cristal con la forma de una pantera.


–Ten cuidado, Jose, no queremos romper nada –le dijo su madre, y este dejó la figura en su sitio y se lanzó sobre la cama.


–¿Cómo es que a Pedro le gustan los gatos?


–Es parte de su cultura –contestó Paula, tumbándose a su lado–. Su madre descendía de los mayas de México y ellos creen que los animales son especiales.


–Yo también creo que los animales son especiales. ¿Podemos ir mañana al zoo?


–Suena bien.


–Me cae bien Pedro, ¿a ti te gusta?


–Sí –contestó ella, acariciándole el cabello negro.


–¿Por eso lo estabas besando?


–Sí. ¿Te molesta, cariño? –preguntó ella, asustada.


–Da un poco de asco.


–Seguro que no piensas eso cuando seas mayor –aseguró ella, riéndose.


–Pues yo creo que sí –replicó el niño, arrugando la nariz.


–Bueno, aún te queda mucho tiempo para decidirlo. Ahora tienes que dormir –dijo ella, apagó la lamparita de la mesilla y apoyó la cabeza en la almohada.


Enseguida percibió el olor característico de Pedro y se sintió extrañamente bien. De repente la recorrió una sensación de ansia, que tenía más que ver con su parte emocional que con la meramente física. No podía permitirse desear tanto de él.


–¿Mamá?


–¿Qué?


–Me gusta Pedro.


–Bien –contestó ella, pensando que a ella también, y demasiado–. Duerme bien.


–Mamá, una cosa más, ¿alguna vez tendré un padre de verdad?


–Si encuentro a alguien que creo que sería un buen padre, serás el primero en saberlo.


–Vale, pero creo que Pedro sería un padre chachi




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