domingo, 31 de enero de 2016
A TRES PASOS: CAPITULO 21
El viaje fue agotador, sobre todo porque el vuelo en el avión militar fue horrible. Cuando llegaron a Nueva York, Paula sólo quería dormir. Pedro le llevaba la mochila mientras la guiaba por el aeropuerto de Newark para buscar un taxi.
Cuando la subió, dio la dirección de casa de Malena y Paula hizo una mueca. No iba a ser fácil. Era tan cabezota.
Cuando el taxi se detuvo ante la casa de su amiga, ella se volvió a mirarle- Así que te vas a resistir.
-Adiós, Paula -dijo extendiendo el brazo ante ella y abriendo su puerta.
Paula sonrió y le dio un beso en la mejilla antes de que se apartara.-Vale, te veo luego.
Pedro levantó una ceja y salió del taxi antes de que pudiera protestar. Entró en el portal y saludó al portero.
Evidentemente su amiga estaba trabajando, pero el portero la conocía y le dejó la llave. Subió y se dio una larga ducha que su cuerpo agradeció después de ducharse a toda prisa durante un mes. Se metió en la cama y sonrió mirando el techo. –Si cree que va a librarse de mí, señor Alfonso, está muy equivocado.
El olor del desayuno la despertó y cuando fue hasta la cocina vio a Malena haciendo huevos revueltos- ¿Hay para mí?
Malena gritó sobresaltada girándose. La miró con los ojos como platos- ¿Paula?
Sonrió divertida porque no se había ni enterado que estaba en su casa- Sorpreeeesa…
-¿Qué pasa?
Martin en calzoncillos llegó con una raqueta de tenis en la mano con pinta de haber saltado de la cama. Cuando vio a Paula en camisón, dejó caer el brazo y suspiró pasándose la mano por su pelo….- ¿De dónde sales?
-Llegué ayer.- se sentó en uno de los taburetes de la encimera de la cocina y miró a su amiga.
-¿Sabes lo que es un teléfono?- Malena se acercó y le dio un abrazo.
-No me dio tiempo a avisar.
Malena la miró de arriba abajo y suspiró-¿Estás bien?
-Sí, pesada. Estoy bien. Tengo hambre.
Su amiga puso los ojos en blanco y se alejó yendo hacia la cocina otra vez. Martin se sentó a su lado colocando una taza de café ante ella- Gracias, eres un amor.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Malena saliendo de su estupor inicial.
-Me fueron a buscar- sonrió de medio lado y Malena se acercó con la sartén en la mano.
-¿Santiago?
-No.
-¡No puede ser!- Paula asintió y Martin las miraba la una a la otra sin entender nada.- ¿Pedro te ha ido a buscar?
-¿A que es un amor?
Martin entrecerró los ojos- ¿Y qué haces aquí?
Ella le miró como si quisiera matarlo-¿Tenías que romper mi burbuja?
Levantó las manos en son de paz y Malena sonrió- ¿Y qué vas a hacer?
-Acosarlo, supongo. Está loco por mí. No puedo dejarlo escapar.
-Normalmente somos nosotros los que…-las dos lo fulminaron con la mirada y se sonrojó- Vale, me callo.
Las amigas se miraron y Malena le guiñó un ojo- ¿Sabes lo que puedes hacer?
-¿Qué?
-¿Qué te parece si te metes de ocupa?
-Me sacará de los pelos.
-No si él está encerrado contigo.
-Tirará la puerta abajo. No soporta tener las puertas cerradas.
-¿Y cómo ha montado en avión?- preguntó Martin.
Las dos lo miraron –Es cierto. Si no puede sentirse encerrado…
Malena sonrió de oreja a oreja- Pues ya sabes lo que tienes que hacer.
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