sábado, 30 de enero de 2016
A TRES PASOS: CAPITULO 16
Los días siguientes fueron mucho más agradables, incluso felices. Paula terminó de decorar la casa, aprovechando el tiempo libre y empezó a organizar su nuevo trabajo en el hospital al que se incorporaría dentro de poco. Mientras tanto, Pedro parecía que se estaba adaptando a tenerla consigo y ella pudo relajarse.
La noche antes de que volvieran los padres de Leticia salieron a cenar los tres juntos y se divirtieron mucho. Esa misma tarde habían ido a visitar a Brian al hospital y ya estaba casi recuperado. Los chicos habían quedado en salir otra vez en cuanto pudiera.
Al día siguiente Paula se acercó a la habitación de Leticia y vio que estaba intentando guardar su ropa. Pero con una mano no podía doblarla bien. –Espera, que te ayudo.
-Estoy tan contenta, pero os voy a echar de menos. Espero que todo os vaya bien sin mí. Soy el pilar que une esta familia.
Paula se echó a reír a carcajadas y asintió- Muy cierto. No sé qué haremos sin ti.
-¡Ya estamos aquí!- gritó una voz femenina.
Leticia chilló de alegría, saliendo de la habitación y Paula la siguió sonriendo. El parecido entre madre e hija era impresionante y vio cómo se abrazaban. El padre las observaba sonriendo. Era un hombre muy alto con el cabello castaño. –Hola, soy Roberto Mathews.
-Paula Chaves.- dijo estrechándole la mano.-Tienen una hija maravillosa.
-Gracias. Nosotros pensamos lo mismo.-respondió orgulloso.
-Carolina – dijo la madre extendiendo la mano. –Leticia no ha parado de hablar de ti.
Pedro entró en casa en ese momento- ¡Vaya, ya habéis llegado!
Su hermana lo abrazó mientras Roberto le daba la mano con efusividad. Se notaba que la relación entre los cuatro era muy estrecha, así que las esperanzas de Paula en que pudiera tener una relación con ella, aumentaron exponencialmente.
Al final pasaron el día juntos. Los invitaron a comer y después fueron a Central Park donde se tumbaron a tomar el sol. Estaban Carolina y ella tumbadas mientras los demás habían ido por unos helados cuando la hermana de Pedro le dijo- Me alegro de que te hayas mudado al piso de al lado.
Volvió la cabeza para mirarla- ¿De veras?
-Y de que no seas asustadiza- añadió a punto de reírse.- Todos los demás salieron corriendo.
-Es que la primera impresión no es muy buena.
Carolina asintió y después perdió la sonrisa- Lo sabes ¿verdad?
-Sé lo que me ha contado mi hermano, que no es mucho. Es marine.
-Yo tampoco lo sé. No se lo ha contado a nadie.- miró al cielo pensativa- Cuando volvió me di cuenta que no era el mismo y después dejó su trabajo.
-Es lógico.
La volvió a mirar- Adoraba su trabajo. Lo era todo para él. Y después intentó alejarse de mí.-sonrió con tristeza –Pero soy demasiado pesada para que me deje de lado.
-¿Así que tengo que insistir?
-No te des por vencida. Eres buena para él y no quiero que te aleje. – la miró fijamente- Y lo hará.
-Estaré alerta.
-Si me necesitas, llámame.
-Lo haré.
-¡Aquí están los helados!- las advirtió Leticia que debió ver que hablaban muy serias.
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