viernes, 25 de diciembre de 2015

UN TRATO CON MI ENEMIGO :CAPITULO 19







Paula se había quedado totalmente desconcertada con la llegada de Pedro a la cafetería y con su aspecto, que la había dejado sin aliento: un polo color crema, unos vaqueros desteñidos de cintura baja y el pelo cayéndole sobre la frente.


 ¡Cuánto deseaba a ese hombre!


Más aún que una semana antes, tuvo que admitir por mucho que le doliera. La intimidad que habían compartido había cambiado para siempre lo que pensaba y lo que sentía por él.


–No has pasado por la galería desde que volviste –le dijo Pedro con tono acusador.


Ella se encogió de hombros.


–He hablado con Eric varias veces por teléfono y le he explicado que no podía ir a la galería porque estaba muy ocupada en el trabajo.


–Ya me lo ha dicho.


–Entonces no entiendo por qué estás aquí.


Pedro se inclinó hacia delante y le agarró las manos, pero Paula se apartó instintivamente e intentó soltarse. Sin embargo, él no iba a darle esa libertad.


–Estoy aquí para que podamos tener la conversación que no terminamos hace una semana.


Pedro… –le dijo con tono suplicante.


–Paula, no intentes ignorarme ni ignorar lo que pasó entre los dos porque no lo voy a permitir.


Ella volvió a tirar de las manos, pero fracasó una vez más en su intento de liberarse.


–No sé qué quieres decir…


–¡Y una mierda que no lo sabes!


–Estás montando una escena, Pedro –dijo sonrojada. 


Varias personas sentadas en las mesas cercanas se habían girado.


–No estaríamos teniendo esta conversación si no hubieras sido una cobarde al no pasar por la galería.


–Ya te he dicho que he estado muy ocupada en la cafetería desde que volví…


–¿Demasiado como para no poder telefonear a tu amante?


–¡Pedro! –lo advirtió con vehemencia apartando las manos–. Tú no eres mi amante.


–Lo soy más de lo que lo ha sido ningún hombre.


¡Cuánto lamentaba habérselo dicho!








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