jueves, 20 de agosto de 2015
SEDUCIDA: CAPITULO 8
Se iba a congelar en aquel sitio y, considerando que la mujer desnuda al otro lado de la ventana era Paula, probablemente sería lo mejor. Por suerte, una parte de su cuerpo había entrado en calor cuando la vio en el salón, envuelta en una toalla.
Apretando los puños en los bolsillos del pantalón hecho a medida, Pedro miró el cielo, dejando que la lluvia le empapase la cara. Cualquier cosa para enfriar su sangre y bloquear la imagen que bailaba ante sus ojos.
No podía llamar a la puerta y hacerle entender que la había visto desnuda… Pedro miró de reojo. Sí, seguía estándolo.
Daba igual que llevase allí cinco minutos o que hubiese llamado inútilmente a la puerta antes de verla aparecer en el salón. Con la música a todo volumen, Paula no lo había oído y seguramente acabaría con neumonía.
Sus esperanzas de una cena casera y una noche agradable estudiando las cuentas de su padre… en fin, no iba a ser posible.
Pedro respiró un poco mejor al ver que Paula se había puesto la ropa interior, un conjunto diminuto de color morado. Pero esas braguitas lo inflamaban aún más…
Cuando volvió a mirar estaba totalmente vestida, el pelo de color ébano brillando a la luz de la chimenea. Suspirando, se sacudió el agua del pelo y tomó su maletín. Era hora de dar la sorpresa.
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