domingo, 23 de agosto de 2015
SEDUCIDA: CAPITULO 19
Una vez en su habitación, sacó un joyero del armario. No solía hacerlo porque en esos años había aprendido a aceptar la pérdida como algo que formaba parte de la vida.
La caja de madera con madreperla estaba envuelta en un pañuelo de seda… una de las pocas cosas de su madre que había conservado.
Dentro de la caja guardaba recuerdos importantes: la pulserita que le pusieron en el hospital el día que nació, una medallita de oro, la entrada para un concierto de su banda de rock favorita… Y su primera ecografía: la imagen en blanco y negro era todo lo que le quedaba de esa diminuta vida y Paula trazó la imagen con un dedo. Nunca había tenido la oportunidad de sentirlo dentro de ella, de contar sus deditos o escuchar su risa.
–Si tu padre hubiera sabido de ti…
¿Habría sido diferente? ¿Pedro habría aceptado el trabajo en Queensland de haber sabido que estaba embarazada?
Entonces habría tenido que renunciar a su sueño de ser ingeniero geólogo y estaría trabajando con su padre, una situación que no lo habría hecho feliz.
Al menos Pedro había hecho realidad sus sueños.
Había querido contárselo, pero su padre se lo impidió. Y entonces, en el segundo trimestre, perdió el niño. Tenía que contárselo.
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