miércoles, 6 de mayo de 2015

SIN COMPLICACIONES: CAPITULO 12




No salimos del apartamento en cinco días. Pasamos la mayor parte del tiempo en la cama, pero también hablando y riendo mientras intercambiábamos anécdotas de nuestra vida.


Le conté la vez que construí un cohete en la cocina e hice un agujero en el techo. Él me contó que había destrozado los baños del colegio usando sodio que había robado en el laboratorio.


Aún no podía creer que aquel hombre serio, reservado y frío fuese el mismo Pedro que estaba a mi lado y quería saber más. Su grupo de música favorito, su bebida favorita, el país que más le gustaba…


–Cuéntame cuál fue tu momento más embarazoso.


Él se tumbó de lado, esbozando una sonrisa.


–Una vez fui a una boda donde la dama de honor salió despedida de su vestido…


Riendo, lo empujé y me coloqué sobre él, mi melena cubriéndonos a los dos.


–Si eso no hubiera pasado, no estaríamos aquí.


–Sí estaríamos aquí –murmuró él, acariciando mi pelo–. Pero yo pensaba dar el paso después de la boda, no durante. Iba a convencerte para que llorases sobre mi hombro.


–Yo no soy llorona –murmuré, bajando la cabeza para besarlo en los labios–. Eres tan sexy. Di algo en italiano.


Pizza Marguerita.


Solté una carcajada, pero lo absurdo era que Pedro conseguía que hasta eso sonara sexy.


Mi móvil sonó en ese momento, pero no le hice caso.


–Di algo más.


–Il mio vestito è strappato.


–¿Qué significa?


–Mi vestido se ha roto.


Y yo seguía riendo. Riendo en la cama con un hombre del que quería saber mucho más. Quería saberlo todo y, por fin, alargué una mano para leer el mensaje de Raquel: Cinco días en la cama con el mismo hombre no es sexo sin complicaciones.


Entonces dejé de reír y pensé, asustada, que no debería querer saber nada más. El sexo sin complicaciones debería ser exactamente eso, sexo, pero en los últimos cinco días
Pedro y yo habíamos formado un lazo.


Y yo estaba metida en un buen lío.





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