jueves, 14 de mayo de 2015

EXOTICA COMPAÑIA: CAPITULO 24





En cuanto Pedro abandonó la habitación, la sonrisa de Paula se evaporó. Aunque aún sentía que era perfecto lo que hacía con él, el hecho de que se negara a revelarle adonde había ido y con quién la perturbaba. Se preguntó si habría ido a buscar un nuevo emplazamiento para sus animales, o si habría visto a otra mujer.


Después de haber pasado por las docenas de excusas que le había planteado Raul, había aprendido a no ser tan ingenua ni confiada. Hasta no tener la absoluta certeza de que podía confiar en que Pedro no la traicionaba, debía ser cauta con su corazón.


Miró el despertador y se obligó a levantarse. Tenía una reunión con un cliente potencial a las nueve y media. No era un buen día para llegar tarde.


Durante el trayecto al trabajo, pensó en posibles escenarios que pudieran justificar el viaje misterioso de Pedro, que se había prolongado más de lo planeado. Ninguno la consoló.


Aparcó sintiendo dolor de cabeza. Metió la mano en el bolso para sacar el frasco de aspirinas, luego se dijo que debía centrarse en el trabajo, relegando la relación con Pedro hasta que hubiera terminado el día.


Pero al bajar pensó que si la había traicionado o mentido, lo iba a estrangular, porque por primera vez en su vida estaba enamorada. Lo sabía, lo sentía. Era mucho más satisfactorio e intenso que su relación con Raul. Lo que sentía por Pedro, la necesidad que tenía de él, estaba más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado o intentado controlar. No sabía cómo luchar contra ello.


Esperaba que él sintiera lo mismo. De lo contrario, le había proporcionado el poder de infligirle la peor clase de dolor, destrozar su corazón y demoler lo que quedaba de su orgullo femenino.






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