jueves, 3 de diciembre de 2020

VENGANZA: CAPÍTULO 28

 


Pedro estaba estrechando la mano de Basil Makrides.


—Me alegra que esté satisfecho con nuestro acuerdo.


El hombre asintió con la cabeza.


—Quiero pasar más tiempo con Daphne y con nuestros hijos. He pasado demasiado tiempo construyendo un imperio… demasiado tiempo.


Pedro conocía la trágica situación del hijo pequeño de Basil.


—Siento mucho lo de Chris. Espero que se recupere, de verdad.


El hombre dejó escapar un suspiro.


—Cuidaremos de él lo mejor posible. Por el momento, está recibiendo el mejor tratamiento que existe. Y Daphne y yo estaremos a su lado cuando salga de la clínica.


Pedro caminaba con paso alegre mientras iba a buscar a Paula. Las negociaciones con Makrides habían durado mucho menos de lo que esperaba, y ahora poseía un grupo de pequeños pero exclusivos hoteles en Australia que pensaba convertir en los siguientes en la lista de la cadena Poseidón.


Pero, por el momento, lo que le apetecía era tomarse un par de días libres con Paula.


Aquella mujer lo volvía loco. Cada día lo intrigaba más. Paula había cambiado por completo, y tenía una conexión con ella que no había tenido nunca con otra mujer.


No quería pensar demasiado en lo que le estaba pasando. Sólo quería disfrutar de Paula, de su compañía… y de su cuerpo.


Cuando la vio delante de él, con una toalla al hombro, apresuró el paso.


—¡Paula! —la llamó, tomándola del brazo—. Perdona, no quería asustarte —dijo después al ver su expresión.


—No, no… pensé que tenías una reunión.


—He terminado antes de lo que esperaba —sonrió Pedro.


Paula se dio cuenta de cómo le gustaba su sonrisa. Y de que ella misma, sin darse cuenta, había empezado a sonreír a pesar de todo. Ése era el efecto que Pedro Alfonso ejercía en ella.


—Bueno, cuéntame qué ha pasado en esa reunión tan importante.


Pedro pensó que Paula Chaves era diferente a las demás mujeres que había conocido. Era tan transparente, tan cálida.


Paula era única.




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