viernes, 7 de febrero de 2020
TE ODIO: CAPITULO 11
Paula sentía su ira como una ola, amenazando con hundirla, amenazando con ahogarla. Había estado furiosa con Pedro y, antes de eso, había estado dolida. Pero, por primera vez, tenía miedo. Los rumores decían que, a pesar de su aspecto físico y su sofisticación, Pedro Alfonso no era más que un matón con trajes caros. Que aplastaba a la gente sin remordimientos, llevándose lo que quería… en los negocios y en la cama.
Apartando a un lado sus miedos, Paula levantó la cabeza.
—Suéltame ahora mismo.
—¿Soltarte? —Pedro metió una pierna entre las suyas—. Podría tomarte aquí mismo. ¿Eso es lo que quieres?
—¡Me estás haciendo daño!
Abruptamente, él la soltó.
—Nuestra aventura no «acabará cuanto antes» —dijo, desdeñoso—. Eres mía y te deseo. Ése era el trato. Tomar lo que quisiera y como quisiera.
—Sólo… una noche —le recordó ella.
—Sí, una noche —admitió Pedro, sus ojos oscurecidos—. No media noche o entre el rescate y tus reuniones matutinas.
—Pero…
—Mañana por la mañana me esperarás en la entrada de palacio, a las diez —la interrumpió él, mirándola de arriba abajo—. Y no llevarás ese traje arrugado que ha cruzado el Atlántico dos veces en un día. Llevarás un vestido sexy y el pelo suelto. Y harás todo lo posible por complacerme.
—Eres un canalla insufrible —murmuró Paula, deseando abofetearlo.
—Sí, lo sé —inclinándose hacia delante, Pedro acarició su cara con falsa ternura—. Y ahora, descansa un poco. Vas a necesitarlo.
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