viernes, 26 de julio de 2019

INTENTO DE MATRIMONIO: CAPITULO 37




Mariano cerró la puerta del despacho, volvió al escritorio y marcó el número de Javier Castle. 


Había conseguido dominar los síntomas externos, pero la rabia seguía allí, consumiéndolo, impidiéndole pensar. Deploraba aquellos momentos, aunque lo que más lamentaba era haberse dejado provocar por aquel policía. Respiró profundamente varias veces mientras dejaba sonar el teléfono.


El autocontrol era fundamental. El autocontrol y la apariencia. Una persona no se medía por lo que era, sino por lo que los otros veían en ella. 


Nadie podía conocer el grado de tormento interior que podía albergar el alma de un hombre controlado. A veces ni siquiera él mismo.


Mariano habló brevemente con la secretaria de Javier, y luego esperó a que su colega se pusiera al teléfono. Sabía que la advertencia que estaba a punto de hacerle no serviría de nada. 


Pedro Alfonso iría minándolo poco a poco, como un perro royendo un jugoso hueso, hasta que Javier Castle le soltara la historia completa de su vulgar aventura con la enfermera.


Lo cual era exactamente lo que Mariano estaba esperando que hiciera. Pero antes tenía que asegurarse de que Javier no fuera tan estúpido como para mencionarle la existencia del club.




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