martes, 18 de junio de 2019

AMULETO: CAPITULO 36




Soy un hombre, pero eso no significa que no pueda llorar. Especialmente cuando Paula tiene su bolso sobre su hombro y su rostro se aparta de mí.


El coche de Hildagard está aquí, y le digo que no se vaya. Paula solo sacude la cabeza, su rostro lavado por las lágrimas. El mío también.


Hilda está mirando con cara de suficiencia, y yo solo quiero patear sus neumáticos, tomar a Paula de los brazos y arrastrarla a mi casa.


—No puedes irte así. No es necesario. Te amo.


—Tengo que ir a la ciudad, me siento tan confundida, Pedro —Se cubre la cara, llorando, y trato de rodearla con mis brazos, pero Paula no está aceptando nada.


—Confié en ti sobre todo, Pedro. Y jugaste conmigo.


—Lo sé, y lo siento amor. Realmente lo siento. Sabía que estarías enojada, pero...


—¿Enojada? Pedro, esta no soy yo enojada, esta soy yo con el corazón roto.


—Hilda, es una locura llevarla a Dublín ahora, las calles serán salvajes. Turistas con cerveza verde y disturbios de borrachos, Paula no debería estar sola.


—Retrocede, Pedro, deja a la dama entrar al coche. —Hilda me dice como si tuviese algún derecho sobre ella—. Ella te llamará si quiere hacerlo.


Me aparto y dejo que Paula se suba, no quiero alejarme, pero después de todo lo que hice, lo último que quiero es lastimarla aun más.


La respeto demasiado, incluso si en este momento no está bien de la cabeza. Yo fui quien le hizo esto. Dije que nunca quería hacerle llorar, sin embargo, ella se está yendo de mi casa sin nada más que lágrimas y un corazón roto.


El coche se aleja. La llamo después, gritando que la amo.


La amo muchísimo.


Grito al cielo. ¡Dios mío!


¿Cómo podía haber sido tan jodidamente estúpido? Al comienzo de la semana, todavía estaba confundido, no sabía lo que quería realmente. Pensé que la propiedad le daría una razón para amarme, pero ella estaba dispuesta a amarme aunque no tuviera nada grandioso que ofrecerle.


Después de que el coche se vaya, trato de calmar mis pensamientos, pero son un desastre, solo hay una cosa que sé con certeza… tengo que ir detrás de Paula


Simon y Patricio mandan un mensaje de texto para ver si voy a estar en el pub y cuándo iré. 


Por supuesto que sí, perdí la apuesta y puedo ser un idiota, pero soy un hombre de palabra.


Además, ahora tenía que ir a Dublín. Ahí es donde Hilda ha llevado a Paula y estoy decidido a encontrarla.


No sé dónde se aloja, pero llamaré a todas las puertas de Dublín esta noche hasta encontrar a mi chica.




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