domingo, 13 de enero de 2019

AL CAER LA NOCHE: CAPITULO 36




Paula volvió a la oficina e intentó escribir un artículo para el que había estado investigando durante dos días. Trataba sobre los patrones de conducta de los asesinos en serie. Pero no conseguía concentrarse.


—¡Vaya, pareces muy desanimada!


—Ah, hola, Ron. Pues sí, lo estoy.


—Supongo que el caso del asesino en serie está empezando a afectarte.


—Sí, eso me temo.


—Los asesinatos venden mucho.


—Eso parece —dijo Paula—. Juan me ha dado hoy mismo una columna diaria, para que vaya informando sobre los adelantos de la investigación. Desgraciadamente, eso significa que tendré que estirar la escasa información que tengo hasta llenar una columna todos los días.


—Es una pena lo de Tamara Mitchell.


—Sí, lo es.


—Parece caerte muy bien. Debe de ser una joven muy agradable.


—Sí, me cae bien. Es joven, guapa, y está aterrorizada.


Ron asintió.


—Me lo imagino. Pero se comenta que tiene un policía en la puerta de su habitación.


—De momento sí. Pero pronto volverá a su casa y no sé qué ocurrirá entonces.


Ron se alejó de allí y Paula se puso de nuevo a escribir. Toda la ciudad estaba hablando de Tamara. Todo eran especulaciones, pero al parecer, Ron había oído al menos lo suficiente como para relacionar el accidente de Tamara con los asesinatos. Y si él había sido capaz de vincular ambas cosas, lo habrían hecho también otros muchos habitantes de Prentice.


Habían pasado cinco días desde que aquel hombre había matado a la segunda víctima. Los mismos días que habían transcurrido entre la primera y la segunda muerte. ¿Volvería a matar el asesino aquella noche?



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