domingo, 6 de enero de 2019

AL CAER LA NOCHE: CAPITULO 13




Paula suspiró aliviada cuando metió el coche en el garaje y apagó el motor. Había sido un día muy largo y estaba deseando quitarse los zapatos, servirse una copa de chardonnay y ver una antigua serie que reponían en la televisión.



El camino desde el garaje hasta la casa se hacía duro cuando hacía frío o llovía, pero afortunadamente, en aquella ocasión la noche era clara.


El único problema era que la zona que lo rodeaba estaba más oscura de lo habitual. 


Mucho más oscura. Por alguna razón, no estaba encendida ninguna de las luces exteriores de su casa, aunque el temporizador debería haberse encargado de que lo estuvieran. 


Afortunadamente, había dejado encendida la luz de la puerta trasera, de modo que no tendría grandes problemas para meter la llave en la cerradura.


De pronto, oyó que algo se movía entre los arbustos que tenía tras ella. El corazón le dio un vuelco, pero al volverse, descubrió que era un gato el que la había sobresaltado.


Mientras se acercaba a la casa, distinguió un paquete apoyado contra la puerta. Se detuvo inmediatamente. Seguramente, sería un paquete totalmente inofensivo, pero era la primera vez que le enviaban algo.


¿Qué ocurriría si se lo había enviado el mismo hombre que le había dejado la nota en el parabrisas? Había localizado su coche. Quizá también supiera dónde vivía. Quizá estuviera allí en aquel momento, escondido entre las sombras y vigilándola, como obviamente había estado vigilándola la noche que la había visto en el parque. Paula no lo veía, pero prácticamente, podía sentir su presencia.




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