jueves, 4 de octubre de 2018

A TU MERCED: CAPITULO FINAL




Riendo, Pedro tiró a Paula sobre la cama del avión mientras ella se quitaba confeti del pelo. 


Después de cerrar la puerta con el pie, se volvió hacia ella con una sonrisa que la llenó de anticipación.


—¿Te he dicho lo guapa que estás hoy? —murmuró con voz ronca, besándola en el cuello.


—Sólo unas cien veces —sonrió Paula—. Pero es un vuelo muy largo. Tendrás tiempo de decírmelo unas cuantas veces más antes de llegar a San Silvana.


Pedro alargó una mano para sacar la botella de champán del cubo de hielo donde Alberto la había dejado y ella suspiró de deseo observando sus largos y expertos dedos mientras la descorchaba.


—Voy a quitarte ese vestido en los próximos cinco minutos y la verdad es que no tenía en mente que hablásemos mucho durante las próximas quince horas.


—¿Ah, no? —sonrió ella.


—Te lo diré de un vez —Pedro se inclinó para besarla, su cálida mano bajando la cremallera del vestido—. Paula Chaves, eres la novia más guapa y más increíble del mundo.


Paula se levantó de la cama para dejar que el vestido cayera al suelo y él contuvo un gemido de deseo al verla sólo con unas medias de seda… y unas braguitas diminutas con las palabras «recién casados» bordadas en el frente.


—Ven aquí —dijo con voz ronca.


Paula temblaba entre sus brazos cuando por fin Pedro se apartó para buscar aire, inclinándose para abrir el cajón de la mesilla.


Pero ella no le dejó. Tumbándolo sobre la cama, se mordió los labios para disimular la deliciosa y perversa sonrisa que asomaba a sus labios.


—Cariño —le dijo, tomando su cara entre las manos—. ¿Qué te parece la idea de un niño engendrado durante la luna de miel?




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