jueves, 28 de septiembre de 2017
RUMORES: CAPITULO 2
-¿Qué tal ha ido todo, Paula?
Carlos consiguió acercarse un momento a solas con su hija en cuanto los invitados empezaron a dispersarse.
-Mejor de lo que esperaba.
-Ya será agua pasada antes de que te enteres -la consoló.
Paula asintió. Ya había conseguido adoptar una actitud filosófica acerca de los rumores que habían estallado acerca de ella.
El mundo entero pensaba que había tenido una aventura con Leandro Elliot, el productor de la película que acababa de interpretar. Paula había leído incontables artículos acerca de cómo ella había roto su matrimonio solo para progresar en su carrera. La despechada mujer de Leandro, una tempestuosa cantante de Dallas, había concedido algunas entrevistas muy conmovedoras. Si Paula no hubiera sabido que ella y Leandro llevaban años con vidas separadas, ella misma se hubiera sentido conmovida.
Cuando Paula había aceptado distraer la atención pública del verdadero nuevo amor de Leandro, no había comprendido lo que aquella decisión iba a afectarla a ella y a su familia. Pero era demasiado tarde para arrepentirse, aunque si lo hubiera sabido, su decisión hubiera sido otra.
Pero su familia conocía la verdad y, en poco tiempo, en cuanto Leandro hiciera público el objeto de su amor, todo el mundo la sabría también.
-Será un alivio -admitió a su padre-. De todas formas, lo positivo es que averiguas quiénes son tus amigos de verdad.- Y hoy no ha sido tan malo como yo esperaba, a menos que me esté acostumbrando a la paranoia.
-Me pareció que estabas haciendo un nuevo amigo.
-Uno no significa demasiado -respondió Paula con sequedad.
-Pues creo que tu madre comentó que tenías a Pedro Alfonso detrás.
-Yo no lo diría así. Es un hombre interesante.
-Sin embargo, no es un hombre fácil de conocer. Es... distante. Nunca se ha involucrado de verdad en la vida del pueblo. Fíjate que lo conozco desde niño y sé que siempre aporta cantidades generosas a las asociaciones locales de caridad, pero...
Frunció el ceño al intentar poner en palabras sus dudas acerca de Pedro Alfonso. Las mujeres eran unas criaturas extrañas, pensó. Probablemente encontrarían atractivo el hecho de que un hombre fuera enigmático.
Paula estaba dividida entre la irritación y el afecto. Algunas veces sus padres se olvidaban del tiempo que llevaba en el gran mundo.
-Bueno, será una persona muy privada, pero al menos no me ha tratado como si fuese una mujer marcada. No hace falta que te preocupes tanto, papá. No estoy a punto de hacer algo tan estúpido.
«¿Lo estoy?» Se preguntó a sí misma. ¿No había algo muy atractivo en cometer una gran estupidez con Pedro Alfonso?
Carlos Chaves abrazó a su hija con fuerza.
-Ya sé que eres una chica sensata -dijo con voz llena de afecto.
«¿Lo soy?», se preguntó Paula recordando con un escalofrío la sensual expresión de la cara de Pedro al irse.
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