viernes, 25 de noviembre de 2016
CONQUISTAR TU CORAZON: CAPITULO 1
¡Enhorabuena! ¡Es una niña!
El teniente Pedro Alfonso pestañeó y leyó la postal de nuevo.
En la foto aparecía la imagen de una antigua plantación y en el reverso figuraba la letra de su hermana.
—Eh, soy tío. ¡Tengo una sobrinita!
Sergio Logan, el compañero de Pedro, sonrió.
—¡Bien! Dales la enhorabuena de mi parte a Lisa y a Brian.
«Una niña», pensó Pedro y frunció el ceño. Le extrañaba que su hermana no le hubiera enviado ninguna foto y más aún que ni siquiera le hubiera dicho que estaba embarazada.
Claro que solo podría haberlo localizado por carta. Pedro había estado quince meses destinado en una operación especial y no tenía más contacto con el mundo que el que le permitía su capitán. Era la parte más dura de ser agente secreto, ya que a menudo se veían obligados a cortar relaciones y la gente se olvidaba de ellos.
Era evidente que Paula Chaves se había olvidado de él.
Revisó el correo, pero no encontró lo que buscaba. Una carta. Un mensaje de la mujer con la que había pasado una noche maravillosa después de la boda de su hermana, diciéndole que no lo había olvidado. Cerró el buzón, guardó la llave en el bolsillo y caminó hasta el centro de mando.
Tenía treinta días de descanso y sabía perfectamente dónde iba a pasarlos. Iría a ver a su hermana, y a su nueva sobrina y, quizá, trataría de buscar a Paula para preguntarle por qué lo había apartado de su vida de una manera tan radical.
«Quizá se haya olvidado de mí», pensó. Una pena, porque lo único que él recordaba de la boda de su hermana era Paula.
Era la mejor amiga de Lisa, tenía tres años más que ella y había sido su dama de honor. Era el tipo de mujer que hace que un hombre se alegre de ser hombre.
Pedro se acercó al teléfono y marcó el número de Lisa.
Sabía que debía de estar más emocionado por tener una sobrina que por tener la oportunidad de preguntarle a su hermana si sabía algo de Paula Chaves.
Meses atrás, cuando le dieron permiso para comunicarse con tierra, trató de localizarla pero descubrió que tenía el teléfono desconectado. Era como si ella ya no existiera.
Había llamado a su hermana para preguntar por ella, pero
Lisa le dijo que no sabía nada de Paula desde hacía meses. Pedro estaba preocupado y enfadado al mismo tiempo.
¿Por qué no quería hablar con él? Juntos lo pasaban bien, tanto en la cama como fuera de ella, y Pedro, había recordado los detalles de aquella noche una vez más.
El recuerdo de cómo había hecho el amor con Paula lo volvía loco.
—¿No tienes carta de ella? Pedro negó con la cabeza mientras esperaba a que contestaran el teléfono. El resto de sus compañeros se estaba quitando el equipo y entregando los componentes más caros y delicados al oficial—. Olvídalo. Hasta yo he captado el mensaje.
Pedro miró a Sergio.
—Un agente secreto nunca abandona.
—Luchan las batallas que pueden ganar, y esa mujer ha dejado bien claro lo que siente por ti.
Pedro se preguntó por qué su hermana no tenía encendido el contestador automático y contestó:
—Merece la pena buscar a Paula Chaves aunque solo sea para que me diga lo que piensa.
—Busca un salvavidas, teniente, porque tu barco se está hundiendo.
Pedro frunció el ceño al oír las palabras de su amigo. Nunca había pensado así de sí mismo. Por supuesto, había pensado muchísimo sobre Paula y quería encontrarla.
Habían conectado muy bien en la cama y quería volver a verla para descubrir si esa conexión era real o solo un recuerdo convertido en fantasía.
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