martes, 19 de abril de 2016

ILUSION: CAPITULO 13





Paula seguía chorreando cuando llegó a la mansión Chaves. 


Lo último que necesitaba era encontrarse a sus dos hermanos esperándola en el vestíbulo.


–¿Te importaría explicarnos qué te ha pasado? –le preguntó Dominic.


–Me he caído al mar –cerró la puerta tras ella. Fue al estudio y abrió una botella de coñac.


Sus hermanos la siguieron.


–Hemos estado hablando de ti y de Pedro –le dijo Javier.


–Es una… –se detuvo a tiempo, antes de confesar que era todo una mentira. Pero si les contaba la verdad a sus hermanos tendría que pedirles que les mintieran a sus seres queridos. No podía hacerlo. Pero tampoco podía arriesgarse a que se corriera la voz antes de la boda de Erika–. Es una posibilidad muy remota –rectificó, dándoles la espalda mientras se servía una copa de coñac.


–¿Qué demonios ha pasado? –le exigió saber Dominic–. Primero no podías ni pensar en perdonarlo, y un momento después aparece una noticia de vuestra reconciliación.


–Es complicado… –se giró hacia ellos–. No puedo deciros más.


–Tendrás que hacerlo –insistió Dominic, avanzando hacia ella.


–Hemos hablado… Hemos recordado los viejos tiempos… Hemos convenido en que los dos cometimos errores y hemos decidido pasar más tiempo juntos.


Listo. Todo lo que acababa de decir era cierto. Tomó un sorbo de coñac.


–¿Por qué no nos lo cuentas todo?


–Lo único que no os cuento es cómo acabará todo esto, porque no tengo ni idea de cómo acabará.


Sus hermanos la miraron con escepticismo.


–Estábamos muy enamorados y nos hicimos un daño terrible. Las heridas son tan profundas que no sabemos qué hacer.


La expresión de sus hermanos se suavizó y Paula supo que se lo estaban creyendo. Y si se lo creían era porque ella también se lo creía. Porque era cierto. Tan estremecedoramente cierto que sintió ganas de echarse a llorar.


–Oh, Pau… –Dominic suspiró y la abrazó. Ella apartó la copa y aceptó el abrazo.


Ella se echó hacia atrás, lamentando no poder sincerarse del todo con ellos.


–Gracias por tener paciencia conmigo…


–Estás temblando –dijo Dominic, frotándole la espalda.


–Sí… Y muerta de cansancio. Creo que me daré un baño y me meteré en la cama.


–Buena idea –aprobó Javier.


Los dos le desearon buenas noches y se dirigieron hacia la puerta





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