miércoles, 23 de diciembre de 2015

UN TRATO CON MI ENEMIGO :CAPITULO 14






–¿Whisky?


Paula estaba en mitad del elegante despacho de Pedro viendo cómo se quitaba la chaqueta y la dejaba sobre una silla antes de acercarse al mueble bar. En el ascensor habían estado en completo silencio.


–Es un poco pronto para mí, gracias. A menos que pienses que me puede hacer falta.


Pedro no dijo nada mientras sirvió dos vasos de whisky y le acercó el suyo a Paula.


Los últimos cuatro días habían sido un éxito en el terreno laboral, pero no tanto en el personal, ya que no había logrado sacársela de la cabeza. No había dejado de pensar en esa última noche en la que el deseo de ambos se había descontrolado tanto como sabía que volvería a descontrolarse a pesar del acuerdo que ella había propuesto y al que él había accedido a regañadientes. La había deseado cinco años atrás y aún la deseaba. Y eso era algo de lo que no se había podido desprender esa noche que había pasado en Roma con la bella Lucia, cuando la había acompañado hasta su casa y se había marchado en lugar de quedarse a pasar la noche con ella, como habría hecho en condiciones normales. No había tenido el más mínimo deseo de acostarse con la belleza morena porque Paula era la mujer que deseaba. En sus brazos, en su cama. ¡En su poder! Y eso no sucedería nunca mientras los sucesos del pasado siguieran acechando en las sombras.


–Vas a necesitarlo. Los dos –añadió dando un buen sorbo mientras el perfume especiado de Paula invadía sus sentidos.


Ella agarró el vaso y bebió sin molestarse en ocultar el temblor de su mano.


–¿Qué tal Roma?


–Tan preciosa como siempre –se apartó de ella y se situó de espaldas a uno de los ventanales; necesitaba poner espacio entre los dos, entre él y ese insidioso perfume que lo invadía–. He tenido que insistir mucho, pero al final he logrado adquirir los dos magníficos frescos que había ido a buscar.


–¿Ah, sí? –preguntó sorprendida.


–Ya te dije que era un viaje de negocios.


–Bueno, ¿de qué querías hablar? –le preguntó forzándose a mostrarse animada.


–Sabrina Harper.









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