jueves, 16 de abril de 2015
SECRETARIA Y AMANTE: CAPITULO 22
Paula se encerró en su cuarto apenas llegó a la casa de su hermana sin siquiera saludar a nadie. No tenía ganas de hablar con nadie, mucho menos ver a su cuñado.
Se arrojó boca arriba en la cama y clavó su mirada en el cielorraso. Le dolía la garganta por haber contenido el llanto desde que había salido del consultorio. Había conducido hasta su casa sin derramar ni una sola lágrima y ahora en la soledad de su cuarto, en donde nadie la veía pudo dejar salir todo el dolor que llevaba dentro y lloró como una Magdalena.
¿Por qué se había enamorado de un hombre como Pedro? ¿Acaso no había sufrido lo suficiente con Matias, su ex novio? Lo había dejado porque él no quería casarse y como una tonta había vuelto a caer en la misma trampa al enamorarse de un hombre que tampoco creía en los compromisos.
¿Qué sucede conmigo? Parece como si tuviera colgado en la frente un cartel que dice “Hombres que no creen en el matrimonio… ¡estoy disponible!”
Este y otros pensamientos del mismo calibre atormentaban la mente de Paula.
Había tropezado dos veces con la misma piedra y las dos veces se había golpeado muy duro.
Se enjugó las lágrimas y cerró los ojos con toda la intención de dormirse pero no lo logró.
No podía dejar de pensar en Pedro y en la noche que habían compartido. Una noche en donde ella no solo le había entregado su cuerpo sino también su alma y su
corazón.
Se había expuesto demasiado y ahora pagaría las consecuencias.
Dio un golpe a la almohada y se maldijo a sí misma por haber sido tan estúpida.
¡No aprendes más, Paula!
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